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‘In the Robot Skies’, el primer film rodado íntegramente por drones

El director de la película concibe los drones como la base de la vigilancia de las ciudades futuras: In the Robot Skies: A Drone Love Story, se estrenará el próximo 8 de octubre en el London Film Festival

Liam Young retrata la vida de dos adolescentes enamorados que viven separados en una ciudad del futuro y que se comunican enviándose notas con sus drones. Es el argumento de la película In the Robot Skies: A Drone Love Story, la primera rodada íntegramente por drones y que se estrenará el sábado en el London Film Festival.

Los usos de los drones contemplan muchos campos actualmente, pero en el futuro, según la visión de Young en el film, estos serán la base de las redes de vigilancia de las urbes del futuro. Estos mismos dispositivos han sido usados por el director -arquitecto por Princeton y fundador del think tank  Tomorrows Thoughts Today- para rodar la película escrita por Tim Maughan. Los drones usados tenían cámaras especialmente desarrolladas y programadas para adaptarse al comportamiento típico de la filmación cinematográfica

Esta película trata de mostrar el dron como un objeto cultural, no únicamente como un instrumento para contar historias de forma visual, sino como catalizador de una serie de subculturas urbanas y en este film sirven para contar cómo dos adolescentes encerrados en casa por sendas órdenes policiales conviven con los confines digitales y físicos del bloque de viviendas en el que viven enclaustrados en Londres. Una red de aviones no tripulados vigila la zona, a sus habitantes, etiqueta a las personas y analiza el entorno en este escenario distópico, en el que los dos adolescentes que protagonizan la historia (Maia Watkins y Moe Bargahi) viven separados, enamorados el uno del otro y se comunican únicamente a través de drones.

Las aeronaves, además de haber servido para crear la película, también la protagonizan: los jóvenes actores utilizan sus propios drones para salvar la distancia que les separa, tener noticias mutuas y ser el vehículo de su amor en un futuro en el que el cielo se llena de agentes de vigilancia del estado.  Watkins y Bargahi se escriben notas con papel y bolígrafo, como en las antiguas aulas de un colegio, pero se las hacen llegar por el aire con sus propios drones, hackeados y decorados por ellos mismos.